América Latina y el Caribe necesita políticas habilitadoras basadas en evidencia, con una visión de desarrollo a largo plazo, institucionalidad clara, presupuestos plurianuales y entornos que fomenten la experimentación y la articulación entre sectores.

Los avances recientes en inteligencia artificial han intensificado el debate sobre cómo los gobiernos deben aprovechar los beneficios de esta tecnología sin descuidar la mitigación de riesgos éticos y sociales. Al igual que en anteriores revoluciones tecnológicas, las sociedades enfrentan hoy el desafío de encontrar el punto de equilibrio entre fomentar la innovación y establecer marcos regulatorios que protejan los derechos fundamentales.

En la sexta edición del México Digital Summit 2025, Valeria Jordán, oficial de Asuntos Económicos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), presentó una visión clara sobre el camino que debe seguir la región: "Es necesario tener una regulación que no frene, sino que sea habilitadora".

Jordán puntualizó que la gobernanza de la IA debe fundamentarse en principios éticos y respeto a los derechos humanos, pero sin convertirse en un obstáculo para el desarrollo tecnológico. "Desde CEPAL consideramos fundamental impulsar políticas de inteligencia artificial, una gobernanza y regulación que permita un balance entre administrar los riesgos y desafíos éticos, y al mismo tiempo incentivar y promover la tecnología", señaló.

Esta visión resulta especialmente relevante en un escenario de bajo dinamismo económico: América Latina y el Caribe ha registrado un crecimiento promedio de apenas 1,12% interanual en la última década, incluso por debajo de la “década perdida” de los años 80.

En este marco, la IA surge como una herramienta estratégica. Según estudios recientes de CEPAL, una inversión del 1% en IA puede traducirse en un aumento del 0,4% del PIB, con impactos particularmente significativos en la productividad del trabajo calificado.

La región se encuentra en un punto de inflexión

Ante esta realidad América Latina y el Caribe se encuentra en un momento crítico. Si bien la adopción de IA está creciendo en la región, esto ocurre principalmente a través del consumo de soluciones tecnológicas desarrolladas en otros países. "Estamos viviendo un punto de inflexión con la adopción de la IA, pero esto se está dando en herramientas que vienen ya como soluciones finales", advirtió Jordán.

El desafío, por tanto, es desarrollar talento local capaz de integrar estas soluciones a las realidades específicas de cada país, adaptándolas a procesos productivos locales y avanzando hacia una mayor soberanía tecnológica.

Políticas basadas en evidencia  

Para avanzar en este equilibrio entre innovación y regulación, la CEPAL desarrolla herramientas analíticas que permiten a los países tomar decisiones informadas. Un ejemplo es el Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial (ILIA) 2025, desarrollado en colaboración con el Centro Nacional de Inteligencia Artificial (CENIA) de Chile. El estudio muestra que el avance de la IA en la región depende menos de una matriz productiva compleja y más de un dinamismo emprendedor, la inversión en investigación y desarrollo y la construcción de capacidades locales.

A partir de esta evidencia, la CEPAL destaca la necesidad de contar con estrategias de promoción de la inteligencia artificial con visión de largo plazo, institucionalidad sólida, financiamiento estable y espacios de experimentación y colaboración entre sectores. Estos elementos son esenciales para que la región pueda desarrollar y adoptar dicha tecnología.