La conversación comenzó con un breve recorrido histórico sobre la inclusión de perspectivas de género en políticas hídricas a nivel internacional, el cual data desde 1975 con la Conferencia Mundial del Año Internacional de la Mujer en Ciudad de México, y sigue con la relevancia de la Agenda 2030, la cual incluye metas concretas para avanzar tanto en igualdad de género (ODS 5) como en el acceso a agua limpia y saneamiento seguros (ODS 6).
En cuanto a la situación actual en América Latina y el Caribe, la Sra. Saravia abordó la falta de acceso a agua potable y saneamiento como un problema crítico. Aproximadamente el 25% de la población en la región carece de acceso a agua potable gestionada de manera segura, y el 51% no cuenta con saneamiento seguro. Esta brecha tiene efectos adversos significativos en las mujeres y niñas, exponiéndolas a riesgos de seguridad, enfermedades y obstáculos para acceder a la educación. La falta de instalaciones adecuadas afecta especialmente a las mujeres en áreas rurales y aquellas con menor nivel educativo, impidiendo su participación en la vida comunitaria y su autonomía económica. Además, la Sra. Saravia subrayó la desigual carga de trabajo doméstico que enfrentan las mujeres, quienes dedican 2,8 horas por cada hora de trabajo no remunerado en comparación con los hombres. El acceso limitado al agua también impacta la capacidad de las mujeres para participar activamente en la toma de decisiones y contribuye a la inseguridad alimentaria en comunidades rurales. Las cifras resaltan la necesidad urgente de integrar una perspectiva de género en la gestión del agua y el saneamiento para mejorar la calidad de vida de mujeres y niñas en la región. Este enfoque no solo promueve la equidad, sino que también tiene el potencial de incrementar el crecimiento económico de la región.
La Sra. Silvia Saravia Matus exploró la importancia de las políticas hídricas con perspectiva de género en la gobernanza y participación de las mujeres en la gestión del agua. Destacó que son esenciales para promover una mayor inclusión y equidad. En el marco de los Diálogos Regionales del Agua para América Latina y el Caribe, se subrayó la necesidad de cerrar las brechas de inversión para reducir el impacto desproporcionado sobre mujeres y niñas. Enfatizó que la inclusión de la perspectiva de género en las políticas públicas no solo mejora la eficacia de las iniciativas de inversión, sino que también previene problemas como la mala localización de infraestructuras. Citó el ejemplo de los baños en zonas rurales de Bolivia, donde la falta de consulta con las mujeres llevó a instalaciones que no podían usar debido a sus características.
Además, la Sra. Saravia abordó desafíos persistentes, como la falta de inversión suficiente en políticas que verdaderamente cierren las brechas existentes. A pesar de los esfuerzos, las políticas actuales a menudo no se alinean con las necesidades reales de las mujeres y no abordan de manera efectiva la falta de acceso a agua potable y saneamiento. También mencionó que muchas políticas agrícolas con perspectiva de género a menudo no incluyen capacitación técnica específica para mujeres, perpetuando la desigualdad; asi como, la importancia de contar con datos desagregados por sexo para una intervención más efectiva en las políticas públicas relacionadas con el agua. Estos datos permiten una planificación más precisa y un monitoreo adecuado, facilitando la asignación de presupuestos que promuevan la equidad de género. También profundizó en la necesidad de una educación y capacitación inclusiva tanto para mujeres como para hombres, con el objetivo de fomentar una cultura de equidad en la sociedad. La diversidad de las mujeres, incluyendo las rurales, indígenas y afrodescendientes, debe ser considerada para diseñar políticas que respondan a las necesidades específicas de cada grupo y que permitan avanzar hacia una cultura de dignidad y equidad. Esta visión integral es fundamental para cerrar las brechas de género y asegurar un desarrollo sostenible en la región.
El evento concluyó con un agradecimiento especial a los organizadores y a la comunidad por generar espacios de reflexión tan necesarios sobre la equidad de género y la gestión del agua en el escenario internacional. Este tipo de diálogos resultan fundamentales para seguir avanzando hacia una gestión hídrica inclusiva y sostenible.