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Panorama del envejecimiento y tendencias demográficas en América Latina y el Caribe

10 Janvier 2023|Insights

A. Cambios en la estructura etaria y proceso de envejecimiento poblacional

1. La población de 60 años y más y los cambios en la estructura etaria en la región

En los últimos 70 años, la estructura demográfica de la población de América Latina y el Caribe ha pasado por cambios significativos que redundaron en una rápida transición demográfica (CEPAL, 2007)[1]. La disminución sostenida de la mortalidad y la fecundidad hizo que la región pasara de altos niveles de mortalidad y fecundidad en los años cincuenta a bajos niveles en ambas variables en la actualidad (Naciones Unidas, 2022). En consecuencia, la estructura por edad de los países se modificó profundamente, con un aumento significativo de la proporción de personas mayores. El envejecimiento de la población se traduce en el pasaje de sociedades jóvenes a sociedades adultas y, posteriormente, a sociedades envejecidas, con importantes consecuencias desde el punto de vista económico, social y epidemiológico.

Según las estimaciones y proyecciones de población de América Latina y el Caribe, la región ha experimentado un proceso de envejecimiento más rápido con respecto a otras regiones del mundo (véanse los gráficos I.1 y I.2) (Naciones Unidas, 2022). En 1950, las personas de 60 años y más representaban el 5,2% de población, una cifra muy similar a la de África (5,3%). Sin embargo, desde mediados de la década de 1960, la proporción de personas mayores de América Latina y el Caribe comienza a aumentar de manera sostenida y, desde la década de 1970, sigue una tendencia muy similar a la de Asia (véase el gráfico I.1).

Gráfico 1

La velocidad del proceso de envejecimiento se debe al rápido avance de la transición demográfica en la región, en comparación con otras regiones. Por ejemplo, América Latina y el Caribe experimentó en medio siglo un envejecimiento poblacional parecido al registrado en Europa en dos siglos (Villa y González, 2004).

Mirando al futuro, se prevé que en 2060 la proporción de personas de 60 años y más en América Latina y el Caribe superará la de Asia y Oceanía y se ubicará más cerca de los valores correspondientes a América del Norte y Europa. En 2100 la proporción de personas mayores de la región alcanzará el 38,2%, muy cerca de la proporción estimada para Europa en ese mismo año.

Además del aumento de la proporción de personas mayores en los últimos 70 años, también se observa un incremento en términos absolutos a nivel regional. En la actualidad, el número de personas de 60 años y más es de 88,6 millones. En las próximas décadas el tamaño de la población de personas mayores de la región será muy similar al de Europa: se prevé que en 2060 la población de 60 años y más será de 220 millones de personas en América Latina y el Caribe y se aproximará a los 248 millones en Europa. Asimismo, se estima que en 2100 la población de personas mayores de la región será superior a la de Europa (véase el gráfico I.2).

Gráfico 2

En el gráfico I.3 se puede apreciar el rápido incremento de la población de 60 años y más, tanto en términos absolutos como relativos. En 1950, la región contaba con 8,7 millones de personas mayores, que representaban el 5,2% de la población total. En 2022 hay 88,6 millones de personas de 60 años y más, que representan el 13,4% de la población regional. Se prevé que este crecimiento continúe en las próximas décadas y que en 2030 este grupo poblacional aumente a 114,9 millones de habitantes, que representarán el 16,5% de la población total. En 2060, la población de 60 años y más representará casi el 30% de la población total, porcentaje que en términos absolutos corresponde a 220 millones de personas mayores. Eso significa que en 2060 la región tendrá 2,5 veces más personas mayores que en 2022.

Se prevé que el proceso de envejecimiento poblacional se producirá en todos los países de la región. Dado que, en la mayoría de los casos, el cambio en la estructura etaria puede preverse con cierta antelación, es preciso tenerlo en cuenta para asegurar el éxito de las políticas públicas con miras al desarrollo sostenible y para que el proceso de envejecimiento poblacional se tome como una oportunidad y no como un problema, con acciones en el marco de los derechos humanos y el objetivo de disminuir las desigualdades sociales.

Gráfico 3

El cambio demográfico puede observarse claramente en la pirámide etaria de la población de América Latina y el Caribe, que ha perdido su forma clásica y se asemeja ahora a una campana (véase el gráfico I.4). En los próximos años, estos cambios seguirán produciendo variaciones en la forma de la pirámide poblacional, que tenderá a presentar una forma más rectangular, en la que los grupos etarios tienen pesos relativos similares.

Gráfico 4a

Gráfico 4b

Gráfico 4c

El primer efecto de la transición demográfica en la distribución relativa de la población de la región fue el aumento de la base de la pirámide poblacional, pues al disminuir la mortalidad infantil se incrementó la sobrevivencia de los menores de 1 año. Gráficamente, se mantiene el formato de base ancha de la pirámide e incluso se observa un rejuvenecimiento de la población, porque el tamaño relativo de la población adulta disminuye ante la masiva sobrevivencia infantil. A continuación, la disminución sostenida de la fecundidad a partir de los años sesenta afecta el tamaño de las nuevas cohortes de nacidos vivos y desde la década de 2000 se observa que los grupos más jóvenes pierden peso relativo con respecto a la población total. Al mismo tiempo, aumenta gradualmente el peso relativo del grupo de personas mayores y, en la actualidad, la región se caracteriza por una pirámide con la parte superior visiblemente más ancha. Se prevé que en 2060 la parte superior de la pirámide —que en 1960 era angosta, con menos del 6% de personas de 60 años y más— representará casi la tercera parte de la población (29,4%). Además, entre las personas mayores se observa una mayor proporción de mujeres que de hombres, como resultado de la mayor esperanza de vida femenina. De esta manera, la forma clásica de la pirámide, característica de las décadas pasadas, se desdibuja y tiende a asemejarse a un rectángulo, en el que los grupos quinquenales de edad tienen un peso relativo similar.

En el gráfico I.5 se presenta la evolución del porcentaje relativo de tres grandes grupos etarios —personas mayores (60 años y más), niños, niñas y adolescentes (0 a 14 años) y adultos (15 a 59 años)— en la región y las proyecciones hasta 2060. Se muestra la disminución relativa del grupo de menores de 15 años de un 43% en 1960 a un 23% en 2022, compensada por un aumento de la población adulta, en olas generacionales sucesivas. Se prevé que a partir de 2022 la población de 15 a 59 años también perderá peso relativo, debido a un rápido aumento de la población mayor, que pasará a ser más numerosa que la de niños, niñas y adolescentes alrededor de 2037.

Gráfico 5

Para tener otra perspectiva del proceso de envejecimiento, se puede analizar también la evolución del volumen poblacional de cuatro grupos etarios: 0 a 19 años, 20 a 39 años, 40 a 59 años y 60 años y más. Se considera que una sociedad es joven cuando la mayoría absoluta de la población tiene menos de 20 años, adulta joven cuando la mayoría de las personas tienen entre 20 y 39 años, adulta cuando la mayoría de sus habitantes tienen entre 40 y 59 años y envejecida cuando la mayoría de las personas tienen 60 años y más. En el gráfico I.6 se ilustra el tamaño promedio de estas cuatro cohortes en América Latina y el Caribe a lo largo del tiempo. Los puntos de cruce de las trayectorias de estas diferentes cohortes son hitos importantes en la dinámica demográfica y la sociedad.

El análisis de los puntos de corte permite observar que América Latina y el Caribe pasará de ser una sociedad joven a ser una sociedad adulta joven en el período comprendido entre 2020 y 2025, para luego convertirse en una sociedad adulta, con la mayor parte de la población en el grupo de 40 a 59 años en 2045. En menos de diez años, el grupo de personas de 60 años y más superará en volumen a todos los demás grupos etarios, pues en 2055 habrá menos de 200 millones personas en cada uno de los grupos de personas menores de 60 años y más de 200 millones de personas de 60 años y más. Esto tiene enormes repercusiones en términos de políticas públicas y requiere planificación a mediano y largo plazo con respecto a las políticas de trabajo, salud y protección social, entre otras.

Gráfico 6

Asimismo, cabe analizar los cambios estimados y proyectados en la composición del grupo poblacional de 60 años y más. En el gráfico I.7 se presenta la distribución etaria del grupo de personas de 60 años y más por grupos quinquenales de edad desde 1950 hasta 2060. Como se puede observar, los grupos de edad más cercanos a los 60 años tienden a reducirse en términos relativos a lo largo del tiempo, mientras los dos grupos mayores de 75 años presentan una tendencia creciente. En particular, aumenta la importancia relativa de las personas de 80 años y más dentro del grupo de personas mayores, hasta llegar a ser el subgrupo más numeroso de esta población en 2050. Es importante conocer el comportamiento de estos grupos en la región, pues las personas en los grupos de edad más avanzada suelen presentar una menor autonomía y mayores limitaciones, que pueden ocasionar discapacidad en edades avanzadas y determinar la necesidad de mayor asistencia.

El gráfico I.8, en el que se presenta una comparación de los grupos de 60 a 74 años y 75 años y más, no como porcentaje relativo dentro del grupo sino como porcentaje de la población total (barras), así como la razón entre estos dos grupos etarios (línea), evidencia que el grupo de personas de edad más avanzada irá adquiriendo cada vez más peso, tanto relativo como absoluto. Si bien aumenta el tamaño relativo de ambos grupos, el grupo de personas mayores de 75 años crece a un ritmo mucho más elevado, aproximándose al grupo de 60 a 74 años: mientras en 1960 el grupo de 60 a 74 años era 4,7 veces mayor que el grupo de 75 años y más, se estima que esa razón se reducirá a 1,3 en 2060.

Gráfico 7

Gráfico 8

2. Las diferentes etapas del envejecimiento poblacional en los países

El proceso de envejecimiento no es homogéneo y el promedio regional oculta diferencias entre países, tanto con respecto a la velocidad del pasaje de sociedades jóvenes a sociedades envejecidas, como a la intensidad del proceso. Los cambios en la estructura etaria de la población tienen larga duración y pueden tomar muchas décadas, según la velocidad con que disminuyen la mortalidad y la fecundidad y la magnitud del efecto de la migración. Es por ello que algunos países de la región se encuentran en etapas muy avanzadas, mientras otros recién están dejando atrás el inicio de este proceso. Asimismo, se aprecian diferencias en los países y territorios, por ejemplo entre zonas urbanas y rurales, entre ciudades y entre grupos con diversas características sociales, económicas y culturales como, por ejemplo, las poblaciones indígenas y afrodescendientes. Es importante conocer las características, el tiempo y la velocidad de la transición demográfica en cada país, así como del envejecimiento de poblaciones que, en general, presentan mayores niveles de desigualdad social y económica, y considerar estas diferencias en el diseño de las políticas públicas.

El porcentaje de personas mayores que se encuentran en cada territorio en un determinado momento depende de las tendencias de las variables demográficas, por ejemplo, los niveles de mortalidad y fecundidad al inicio de la transición, la velocidad con que disminuyen y sus niveles actuales. Además, depende de la fuerza de la migración y del porcentaje de mujeres en edad reproductiva en la población. Una fotografía del porcentaje de personas de 60 y más años en el momento actual (en 2022) y de la situación prevista al inicio de la próxima década (en 2030), así como un escenario más lejano (en 2060) muestra la diversidad entre los países de la región (véase el gráfico I.9).

Gráfico 9

En el gráfico I.9 se puede observar que en 2022 la proporción de personas mayores en algunos países y territorios, principalmente del Caribe, estaba por encima del 20% y superará el 30% en la próxima década (por ejemplo, Guadalupe, Martinica, Puerto Rico y Cuba)[2]2. Además de experimentar una baja fecundidad, estos países y territorios han pasado por intensos procesos de emigración a lo largo de la transición demográfica. Al mismo tiempo, algunos países del Caribe, como Haití o la República Dominicana, presentan bajos niveles de envejecimiento poblacional pues, incluso en 2030, las personas mayores no llegarán a representar el 10% y el 15% de la población, respectivamente.

En América del Sur, el Uruguay presenta un envejecimiento avanzado, pues las personas mayores superan el 20% de la población en 2022. En 2030 se le unirá Chile, de manera que ambos países serán los más envejecidos de la subregión ese año. En las próximas décadas, otros países de América del Sur también seguirán la tendencia observada a un aumento pronunciado del número y el porcentaje de personas mayores, incluidos la Argentina, el Brasil y Colombia. Si bien la Argentina experimentó un proceso de transición demográfica temprana en la región, no presenta un proceso tan acelerado en la década actual. En Centroamérica, el país más adelantado en el proceso de envejecimiento poblacional es Costa Rica, donde el grupo de personas mayores aumentará del 16% al 20% en esta década. Por otra parte, los países más rezagados en este proceso son Belice, Guatemala, Honduras y Nicaragua.

Para clasificar a los países según las diferentes etapas de envejecimiento poblacional en que se encuentran, se utilizan dos indicadores: i) el porcentaje de personas mayores (60 años y más) en la población total; y ii) la tasa global de fecundidad (TGF). A partir de estos dos indicadores, se presenta la situación de los países en dos momentos, 2022 (véase el gráfico I.10) y 2030 (véase el gráfico I.11), y se los clasifica en cinco etapas diferentes según el grado de envejecimiento poblacional: i) proceso incipiente (TGF igual o superior a 2,5 hijos por mujer y proporción de personas mayores inferior al 10%); ii) proceso moderado (TGF inferior a 2,5 hijos por mujer y proporción de personas mayores inferior al 10%); iii) proceso moderadamente avanzado (TGF inferior a 2,5 hijos por mujer y proporción de personas mayores entre el 10% y el 14%); iv) proceso avanzado (TGF inferior a 2,5 hijos por mujer y proporción de personas mayores entre el 14% y el 21%); y v) proceso muy avanzado (TGF inferior a 2,5 hijos por mujer y proporción de personas mayores superior al 21%). Como se observa en los gráficos I.10 y I.11, el promedio regional de la TGF disminuirá levemente entre 2022 y 2030 (de 1,85 a 1,80 hijos por mujer), mientras el porcentaje regional de personas mayores aumentará considerablemente, del 13,4% en 2022 al 16,5% en 2030.

Gráfico 10

Gráfico 11

El primer aspecto que cabe destacar al observar los datos por país es que, a pesar de que la TGF tiene una relación inversamente proporcional con el porcentaje de personas mayores, esta no es perfectamente lineal. En algunos países de la región que tienen la misma tasa de fecundidad se observan diferentes grados de envejecimiento poblacional, debido a las diferentes trayectorias de la reducción de la TGF en el pasado y a los efectos diferenciados de las otras variables de la dinámica poblacional (la mortalidad y la migración internacional).

En 2022, 20 países presentan una TGF inferior al promedio regional, pero con porcentajes de población mayor que varían del 12% a casi el 30%, lo que indica que están en diferentes etapas del envejecimiento poblacional, aunque con TGF correspondientes a niveles de la etapa final de la transición demográfica (véase el gráfico I.10).

Solo tres países (Bolivia (Estado Plurinacional de), Guayana Francesa y Haití) se encuentran en una etapa incipiente de envejecimiento, con niveles de fecundidad superiores a 2,5 hijos por mujer y una proporción de personas mayores que varía entre el 7% y el 10% de la población. A estos les siguen seis países en una etapa de envejecimiento moderado (Belice, Guatemala, Guyana, Honduras, Nicaragua y el Paraguay), que presentan el mismo rango de porcentaje de población mayor que los anteriores y una fecundidad por debajo de 2,5 hijos por mujer. El grupo clasificado en la etapa de envejecimiento moderadamente avanzado está conformado por 16 países (la gran mayoría del Caribe y Centroamérica, además del Brasil, Colombia, el Ecuador, el Perú y Venezuela (República Bolivariana de)), cuyos valores se encuentran alrededor del promedio regional de ambos indicadores. Dieciséis países y territorios se encuentran en la etapa avanzada, entre ellos: Antigua y Barbuda, Argentina, Chile, Costa Rica, Guadalupe, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Trinidad y Tabago y Uruguay. Por último, el grupo que se encuentra en una etapa muy avanzada del proceso de envejecimiento poblacional, con más del 21% de población mayor, comprende ocho países y territorios, principalmente islas del Caribe, incluida Cuba (véase el gráfico I.10).

En los próximos años aumentará la intensidad del envejecimiento demográfico en la región y, al final de la década de 2030, solo dos países (Guayana Francesa y Haití) pertenecerán a la categoría de envejecimiento incipiente. En el caso de la Guayana Francesa, se proyecta una fecundidad de 3,1 hijos nacidos vivos por mujer de 15 a 49 años, pero con una población mayor cercana al 12%, en parte a causa de la emigración de jóvenes. Asimismo, solo 3 países se encontrarán en la etapa de envejecimiento moderado (Bolivia (Estado Plurinacional de), Guatemala y Honduras), mientras otros 10 (Belice, Dominica, Guyana, Ecuador, El Salvador, Nicaragua, Paraguay, Perú, Suriname y Venezuela (República Bolivariana de)) se ubicarán en la etapa moderadamente avanzada. Por último, 16 y 19 países y territorios se encontrarán, respectivamente, en las etapas avanzada y muy avanzada del envejecimiento (véase el gráfico I.11).

Otra forma de analizar el nivel de envejecimiento poblacional es utilizar el índice de envejecimiento, que compara directamente la cantidad o proporción de personas mayores (60 años y más) con la cantidad o proporción de niños, niñas y adolescentes (menores de 15 años). En el gráfico I.12, se usa este indicador de la reducción de la capacidad de renovar las nuevas generaciones para analizar la situación actual de América Latina y el Caribe y sus subregiones. Cabe destacar dos hechos en cuanto al índice de envejecimiento. En primer lugar, se observa que durante muchas décadas en América Latina y el Caribe había menos de 50 personas mayores por cada 100 niños, niñas y adolescentes, pero a partir de la década de 2010 el envejecimiento poblacional se intensifica, con algunas diferencias entre subregiones. En Centroamérica el proceso tiene lugar de manera más lenta y se prevé que el Caribe registrará una desaceleración con respecto al promedio regional. América del Sur, por otra parte, encabezará el proceso de envejecimiento poblacional en las próximas décadas.

Gráfico 12

Otro hecho importante respecto del índice de envejecimiento se refiere a los distintos períodos y fechas en que los países pasarán a considerarse envejecidos, es decir, cuando habrá más personas mayores (60 años y más) que niños, niñas y adolescentes (menores de 15 años) y el índice superará el valor 100. La fecha en que se produce este fenómeno demográfico, que se presenta en el cuadro I.1 (en el cual se indica entre paréntesis el peso relativo que tendrán las personas mayores), marca un hito a partir del cual se considera que el país tiene una población envejecida.

Cuba fue el primer país de América Latina y el Caribe en alcanzar esta marca histórica en 2011, cuando la proporción de menores de 15 años igualó la de las personas de 60 años y más y cada uno de estos grupos representaba alrededor del 18% de la población total. Entre 2014 y 2024, la proporción de niños, niñas y adolescentes con respecto a la población total será superada por la de personas mayores en varios países del Caribe (Aruba, Barbados, Guadalupe, y Trinidad y Tabago), Chile y el Uruguay. En los cinco años siguientes, llegando a 2030, las Bahamas, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, el Brasil y Costa Rica se unirán a este grupo. Al finalizar el quinquenio 2030-2035, la Argentina, Colombia, Jamaica y México también alcanzarán la fase de más personas mayores que jóvenes en la población total. Por otra parte, se prevé que el Estado Plurinacional de Bolivia, la Guayana Francesa y Haití llegarán a esa etapa después de 2060. Alrededor de 2080, todos los países y territorios de la región contarán con más personas mayores que niños, niñas y adolescentes, con un aumento significativo de la proporción de población mayor a partir de ese momento.

Cuadro 1

B. El contexto sociodemográfico del envejecimiento

A partir de los datos de los censos realizados más recientemente —Perú y Chile (2017), Colombia y Guatemala (2018) y México (2020)— se traza un breve panorama de la situación sociodemográfica actual de las personas mayores, teniendo en cuenta las diferencias por edad, sexo, origen étnico y zona de residencia (urbana o rural)3. Asimismo, dado que las personas mayores se concentran sobre todo en las grandes ciudades, se presenta un panorama del envejecimiento de la población en las ciudades con más de 1 millón de habitantes o principales.

1. Desigualdades territoriales

Los datos sobre el proceso de envejecimiento de la población a nivel nacional ocultan diferencias dentro de los países. Si bien las zonas urbanas, en particular las grandes ciudades, son las áreas donde este proceso está más avanzado, esta tendencia no se observa en todos los países debido, principalmente, al proceso de migración rural selectiva hacia las zonas urbanas, pues la población en edad de trabajar se desplaza con mayor frecuencia, dejando a las personas mayores en las zonas rurales (CEPAL, 2017). Por lo tanto, la etapa del envejecimiento poblacional depende de las características del proceso de urbanización de cada país (volumen y grado de selectividad de la migración por edad, entre otros) y de los diferenciales de fecundidad y mortalidad en las diferentes zonas. Los datos más recientes indican que, en 2018, el 46,1% de la población de Guatemala todavía vivía en zonas rurales, mientras en Colombia y México esa proporción es de alrededor del 23%. Por otra parte, Chile está muy avanzado en el proceso de urbanización, pues solo el 12,2% de la población vivía en zonas rurales en 2017.

El porcentaje de población de 60 años o más varía de un país a otro y, en algunos países como Chile y, en menor medida, México, el envejecimiento de la población está más avanzado en las zonas rurales que en las urbanas, mientras en otros países, como Guatemala y Colombia, sucede lo contrario.

Al analizar los datos por sexo, se observa una diferencia en el proceso de envejecimiento en todos los países, pues los mayores porcentajes de personas mayores corresponden a las mujeres. Esto se explica en parte por el diferencial de sobrevida femenina, pero también porque los movimientos migratorios presentan diferencias por sexo. Así, en México, Guatemala y Colombia, los hombres residentes en zonas rurales constituyen un grupo más envejecido que el de las mujeres rurales, debido a la mayor migración de las mujeres más jóvenes hacia las zonas urbanas (véase el gráfico I.13).

Grafico 13

De este análisis se concluye que, debido al proceso de urbanización, la mayor parte de la población (incluidas las personas mayores) vive en zonas urbanas y hay un envejecimiento prematuro en el campo, debido a la migración diferencial por edad y sexo. Estos rasgos del proceso de envejecimiento influyen en los requisitos para garantizar el acceso a servicios y condiciones de vida adecuadas de las personas mayores, demandando planificación basada en estos perfiles. Por lo general, el proceso de envejecimiento en las zonas rurales supone condiciones desventajosas de tipo social y económico, así como respecto del acceso a servicios básicos y servicios de salud más complejos (Huenchuan, 2018; CEPAL, 2017). Estas desventajas son mayores para las personas que viven en zonas rurales dispersas, alejadas de los centros urbanos con más infraestructura hospitalaria o de servicios. En consecuencia, es necesario formular políticas públicas para proveer transporte adecuado hacia las áreas urbanas a estas personas, especialmente para las que tienen algún tipo de limitación física o discapacidad.

Por otra parte, un alto porcentaje de la población de América Latina y el Caribe vive en grandes centros urbanos, que también plantean desafíos para el acceso a la infraestructura hospitalaria de alta complejidad (Huenchuan, 2018; CEPAL, 2017). En el cuadro I.2 y el mapa I.1 se presentan indicadores de envejecimiento poblacional para 19 ciudades de la región que tienen más de 1 millón de habitantes. Montevideo, Cali, el Gran Santiago y Medellín son las ciudades más envejecidas. El mayor porcentaje de población de 60 años y más (cercano al 20%) se registra en Montevideo. En consecuencia, estas mismas ciudades presentan los índices de dependencia en la vejez y de envejecimiento más altos: mientras el primero varía entre 33 y 22 personas de 60 años y más por cada 100 personas potencialmente activas de 15 a 59 años, el segundo se sitúa entre 104 y 65 personas mayores de 60 años por cada 100 niños, niñas y adolescentes menores de 15 años. Las otras grandes ciudades incluidas en el cuadro I.2 presentan relaciones de dependencia en la vejez inferiores al 20%. Por ejemplo, en Tegucigalpa hay 12 personas de 60 años y más por cada 100 personas en edad potencialmente activa.

Cuadro 2

Mapa 1

2. Composición por sexo y edad

En general, nacen más hombres que mujeres. Debido a la mortalidad diferencial al inicio de la vida, la composición por sexo se equilibra en las edades jóvenes y adultas, para después invertirse en las edades mayores y favorecer la supervivencia de las mujeres (CEPAL, 2021). De hecho, en todos los países analizados en el gráfico I.14 hay más mujeres que hombres de 60 años y más a nivel nacional y en las zonas urbanas. Excepto en el Perú, en las zonas urbanas hay alrededor de 120 mujeres de 60 a 79 años por cada 100 hombres de esa edad y en las zonas urbanas de Chile se llega incluso a más de 180 mujeres por cada 100 hombres de 80 años. No obstante, al considerar a las personas de 60 a 79 años en las zonas rurales de Colombia y Chile se observa una mayor proporción de hombres. Las zonas rurales de Guatemala y México se encuentran en una situación intermedia, de mayor equilibrio con respecto a la razón de sexo de la población mayor, incluso para el grupo etario de 80 años y más.

Este perfil de predominio femenino en edades avanzadas refleja tanto los diferenciales en la sobrevida femenina como en las dinámicas de migración interna de los países. Esto tiene consecuencias diversas en el diseño de estrategias y políticas para fomentar un envejecimiento saludable, lo que involucra también diferentes arreglos domiciliarios.

Gráfico 14

Para analizar el envejecimiento de las personas mayores según la zona de residencia (urbanas y rurales), se puede observar la distribución de la población de 60 a 79 años y de 80 años y más por sexo (véase el gráfico I.15). En todos los países analizados, alrededor del 85% de la población mayor tiene entre 60 y 79 años. En los extremos se encuentran Chile, donde las mujeres de este grupo etario representan el 81,1% de las personas mayores, y México, donde los hombres de 60 a 79 años que viven en zonas urbanas tienen la mayor representación (87,2%). En el grupo de personas mayores, las cifras de envejecimiento son mayores entre las mujeres que residen en las zonas rurales, por tanto, es importante considerar la diferenciación de género, los subgrupos de edad y las zonas geográficas al momento de realizar acciones de política pública, particularmente en materia de salud y cuidados.

Gráfico 15

3. Origen étnico-racial

Las trayectorias de envejecimiento poblacional se diferencian según el grupo étnico. En el gráfico I.16 se presenta el porcentaje de población indígena de 60 años y más con respecto a la población total, por grupo de edad, sexo y zona de residencia (urbanas y rurales). En Guatemala y el Perú, alrededor de la mitad de la población de 60 años y más que reside en zonas rurales se declara indígena, mientras en las zonas urbanas esa proporción es del 30%. En México y Chile la población indígena se concentra en las zonas rurales, pero en cantidades relativamente menores que en Guatemala y el Perú. Si bien Colombia es el país con el menor porcentaje de población indígena mayor de 60 años, aún representa casi el 10% de las personas mayores.

Gráfico 16

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[1] La transición demográfica es un proceso que, en un primer momento, se caracteriza por el cambio de altos a bajos niveles de mortalidad y, con posterioridad, por el descenso sostenido de la fecundidad, para llegar finalmente a niveles bajos en ambas variables (Chackiel, 2004; Schkolnik, 2007; Villa y González, 2004).

[2] Ya en la década de 2010, muchos países del Caribe alcanzaron un envejecimiento poblacional intenso, con porcentajes de población de personas mayores superiores a los observados en algunos países desarrollados.