En su informe de julio de 2020 en el que analiza el impacto del COVID-19 en América Latina y el Caribe y propone opciones y recomendaciones de política para paliar esta situación, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, señala que el Acuerdo de Escazú es “un valioso instrumento para buscar soluciones centradas en las personas y basadas en la naturaleza.”
Además, el Secretario General sostiene que “como primer tratado regional sobre el medio ambiente que tiene por objeto salvaguardar el derecho de las generaciones presentes y futuras a un medio ambiente sano, el Acuerdo de Escazú proporciona instrumentos para abordar las preocupaciones ambientales más apremiantes. Al mejorar el acceso a los datos, los conocimientos y la información y prever la participación de los grupos vulnerables, defiende los valores fundamentales de la vida democrática y fomenta políticas públicas eficaces. Cuando el acuerdo entre en vigor y se aplique, los países estarán en mejores condiciones de preservar su patrimonio natural estratégico mediante acciones más inclusivas y orientadas a la comunidad.”
Por otro lado, en el contexto del COVID-19, el alto funcionario se mostró preocupado por las repercusiones ambientales de la pandemia y por la situación de los defensores de derechos humanos en asuntos ambientales en la región. En este sentido, sostuvo que “la legislación para proteger el medio ambiente se está haciendo más laxa y ha aumentado la violencia contra las personas defensoras del medio ambiente, incluidas las que defienden a los pueblos indígenas, las tierras, los territorios y los recursos. A medida que la desregulación expone a nuevos territorios y comunidades a la deforestación, los desplazamientos forzados, la extracción de recursos naturales y la destrucción de los sistemas ecológicos, los conflictos y las violaciones de los derechos humanos se hacen más frecuentes. En 2018, de los 164 asesinatos registrados a nivel mundial de defensores del medio ambiente, muchos de los cuales eran indígenas, 83 tuvieron lugar en la región”.
“La atención a la pandemia no debería dar lugar al descuido del medio ambiente”, concluye el Secretario General.