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De acuerdo con el Estado de la Seguridad Alimentaria y Nutricional (SAN) 2015 de la FAO, el FIDA y el PMA, México y Centroamérica han presentado una tendencia hacia la reducción del hambre. Esta región habría logrado disminuir el hambre de 12,6 millones a 11,4 millones de personas entre 1990 y 1992, según el estimado inicial para 2014-2016. Esto representa una caída en el porcentaje de personas afectadas por la subnutrición de 10,7% a 6,6% de la población en el mismo período de análisis. En términos del cumplimiento del Objetivo de Desarrollo del Milenio 1C, la región ha logrado un 77% de cumplimiento (entre 1990 y 2015 se ha reducido a la mitad la proporción y el total de personas subalimentadas). En los últimos dos trienios, la baja del hambre —en términos absolutos— se ha estancado, aun cuando proporcionalmente la subalimentación ha descendido.
Detrás de las estadísticas sobre subnutrición, hay factores subyacentes de relevancia en las diversas actividades del sistema alimentario, incluyendo la producción, distribución y consumo. Al mismo tiempo, México, Centroamérica y el Caribe de habla hispana no sólo deben enfrentar el hambre, sino la obesidad y el sobrepeso crecientes, generando lo que se llama la “doble carga de la malnutrición”. Otros retos inminentes para la disponibilidad, el acceso y la utilización de los alimentos serán la eficiencia y efectividad del uso de los recursos naturales, humanos y de inversión, tomando en cuenta la creciente frecuencia e intensidad de eventos extremos y los escenarios de cambio climático.
Los países de la región han mostrado su compromiso de hacer valer el derecho humano a la alimentación, avanzando en el desarrollo de instituciones, políticas y programas de SAN. A nivel regional, los países buscan unir esfuerzos a través de declaraciones y mandatos presidenciales y ministeriales en el tema de SAN del Sistema de Integración Centroamericano (SICA), especialmente desde 2002. Dichos mandatos han derivado en importantes programas, estrategias y políticas, incluyendo la ERAS, la ECADERT, el PRSAN, el programa PRESANCA/PRESISAN, las políticas y las actividades de SAN en el marco del programa del CAC e instituciones regionales como el INCAP. Asimismo, a nivel latinoamericano y mesoamericano se pueden encontrar iniciativas como el “Plan de Seguridad Alimentaria y Nutricional y la Erradicación de Hambre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños” dentro del Marco del Plan CELAC 2025.
Dadas las negociaciones para establecer los Objetivos de Desarrollo Sostenible y para un acuerdo global a fin de enfrentar el cambio climático en el marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, entre otros, la región busca reflexionar sobre los avances, lo retos y las oportunidades con respecto a sus metas para una alimentación sana y sistemas alimentarios incluyentes y sostenibles.
Objetivos de la reunión:
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Establecer un espacio para una puesta en común sobre los retos y las oportunidades de SAN en los países del SICA, con la finalidad de afinar líneas de acción y cooperación en el marco de las políticas nacionales, regionales del SICA y de la agenda CELAC.
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Mantener un diálogo sobre los retos y las oportunidades de la SAN, no sólo a nivel de cada una de sus cuatro dimensiones, sino sobre la calidad del sistema alimentario, en el que se vieran tanto resistencias y cuellos de botella como experiencias positivas que ofrezcan respuestas para lograr sistemas alimentarios más incluyentes y sostenibles.
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Abrir un espacio para que las instituciones de los países del SICA compartan sus experiencias con otros países de la región, como México, y aprovechar las lecciones aprendidas en cada país sobre retos y oportunidades, así como fortalecer la disponibilidad, el acceso y la utilización biológica de alimentos sanos y su estabilidad a lo largo del tiempo.
Conclusiones y recomendaciones:
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Compartir las propuestas emanadas de esta reunión con instituciones que tienen mandatos y poder de decisión sobre propuestas formales para estrategias de SAN.
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Recomendar establecer sinergias y focalizar los recursos disponibles en la región y los países del SICA.
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Solicitar a los organizadores elaborar un documento base con las conclusiones y recomendaciones en un plazo máximo de un mes.
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Canalizar la versión revisada a las instancias regionales e instituciones nacionales pertinentes.
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Contar con un espacio de discusión en la región Centroamérica sobre SAN.
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Establecer una posible fecha para un segundo encuentro.