Description
Este documento es una contribución de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) al análisis actualizado de las relaciones comerciales, de inversión y de cooperación entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe, en preparación de la VII Cumbre Unión Europea-América Latina, que tendrá lugar en Santiago en 2012. Esta publicación se inserta en el programa de cooperación técnica de la CEPAL con la Agencia Española de Cooperación y Desarrollo (AECID), 2010-2012. Las economías latinoamericanas han demostrado gran resiliencia ante la profunda crisis económica y financiera mundial de 2008 y 2009, y su recuperación ha marcado significativas diferencias con las economías europeas y la de los Estados Unidos. Tras un período de gran crecimiento entre 2003 y 2008 y un leve retroceso en 2009, en el año de la crisis internacional, el PIB de América Latina y el Caribe se recuperó en 2010, con un crecimiento del 6%, mientras que se anticipa un aumento de más del 4% en 2011. La notable resistencia de la región a las turbulencias externas proviene en parte de las importantes reformas de las dos últimas décadas, en virtud de las cuales se instauró una mayor prudencia fiscal y monetaria y una supervisión financiera más estricta. Otro factor que recientemente ha dinamizado la economía latinoamericana es la reorientación geográfica de sus exportaciones hacia China, el resto de Asia y otras regiones en desarrollo, cuya demanda ha aumentado a altas tasas. Por primera vez en su historia, la región ha logrado crecer a una tasa elevada, con estabilidad macroeconómica y disminuyendo la pobreza y la desigualdad. Después de la crisis, la región de América Latina y el Caribe es vista con nuevos ojos por el resto del mundo. Con sus grandes reservas de recursos naturales y un fuerte y sostenido crecimiento como mercado de consumo y de inversión, ha despertado un renovado interés en sus principales socios comerciales. Para satisfacer su creciente demanda, China y otros países en desarrollo de Asia y el Pacífico se han convertido en los principales demandantes de las exportaciones de varios recursos naturales latinoamericanos. A su vez, los Estados Unidos y la Unión Europea recientemente han acelerado la negociación y firma de acuerdos de libre comercio y de asociación con varios países de la región para enfrentar el mayor protagonismo asiático en América Latina y el Caribe y aprovechar el dinamismo de su mercado. El acercamiento creciente entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe también se refleja en otras áreas. Primero, en el ámbito económico, la UE pasó a ser el principal origen de la inversión extranjera directa (IED) en América Latina y el Caribe entre 2000 y 2009. De hecho, para varias empresas europeas, el mercado latinoamericano se transformó en una fuente clave de beneficios, sobre todo en el contexto de un mercado europeo que crece lentamente. Durante el mismo período, el comercio bilateral de servicios también aumentó a una tasa mayor que el comercio de servicios de la UE con el resto del mundo. Segundo, en el ámbito político, ambas regiones han celebrado seis cumbres presidenciales bianuales desde 1999, con varios resultados concretos, y están preparando su séptimo encuentro en 2012 en Santiago. Tercero, ambas regiones han intensificado su cooperación en diversos ámbitos. La Unión Europea ha apoyado un gran número de iniciativas en distintas áreas, como el desarrollo urbano, la cohesión social, la enseñanza superior, la internacionalización de las pymes, las tecnologías de la nformación y las comunicaciones y la mitigación del cambio climático. Cabe destacar además que ambas regiones son complementarias, tanto en lo cultural como en la profundización de sus relaciones bilaterales políticas y económicas. Como ha dicho el gran escritor Carlos Fuentes, "América Latina es lo más parecido a Europa fuera de Europa". Sin embargo, la región tiene todavía grandes brechas por cerrar: la pobreza y la desigualdad siguen siendo no solo un problema moral sino también un obstáculo para el crecimiento, y persiste la brecha con los países industrializados en materia de tecnologías, innovación y competitividad. En estos ámbitos, la Unión Europea ofrece grandes oportunidades para forjar redes y afianzar la cooperación pública y privada con las empresas y los gobiernos de la región para promover alianzas tecnológicas y empresariales. Para la Unión Europea, los retos principales son la búsqueda de nuevas fuentes de crecimiento para sus economías y nuevas fuentes de financiamiento para su deuda pública y privada, así como el abastecimiento en recursos naturales fundamentales. En estos ambitos, América Latina y el Caribe ofrece múltiples posibilidades.