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Embarazos precoces y trabajo doméstico conspiran contra el pleno desarrollo de las adolescentes en la región

9 de octubre de 2015|Noticias

En el Día Internacional de la Niña, que se celebra el 11 de octubre, la CEPAL plantea que existe una oportunidad única para invertir en este sector de la población en América Latina y el Caribe.

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foto de niñas brasileñas.
Foto: Photo RNW.org/Flickr.

La maternidad adolescente y el trabajo doméstico y de cuidados conspiran contra el progreso de las adolescentes en la región e impiden que sean reales protagonistas del proceso de desarrollo sostenible con igualdad, planteó la Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcena, a propósito del Día Internacional de la Niña que se conmemora el domingo 11 de octubre.

“El poder de la adolescente: Visión para 2030” es el tema de la celebración de este año, que se desarrolla en el marco de la reciente adopción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) por parte de la comunidad internacional.

El acceso a iguales oportunidades de desarrollo y el pleno ejercicio de sus derechos es una precondición para el logro de la igualdad y de la autonomía física, económica y en la toma de decisiones de las mujeres, así como para el quiebre de las cadenas de reproducción intergeneracional de la pobreza y la exclusión, dice la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL.

El compromiso de avanzar en esta senda, plasmado en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en la Plataforma de Acción de Beijing y en la Convención sobre los Derechos del Niño, se ve desafiado en América Latina por las barreras que las adolescentes enfrentan en la región, enfatiza la máxima representante de la CEPAL. Por ello urgen políticas públicas sólidas y un compromiso claro de los Estados para abordar dichas trabas.

Aunque la inclusión educativa de las adolescentes de América Latina ha mejorado, la magnitud de fenómenos como la maternidad adolescente y el trabajo doméstico y de cuidados que recae sobre ellas vulnera el pleno ejercicio de sus derechos, advierte la CEPAL, agregando que existe una oportunidad única para invertir en este grupo de la población considerando el bono demográfico que vive la región.

Las mujeres adolescentes de hoy se han beneficiado de la trayectoria de expansión educativa que ha experimentado América Latina, mostrando un aumento sostenido tanto en participación como en logros educativos. Esta mejora se ilustra en su mayor asistencia a la escuela en todos los niveles educativos respecto a los varones, así como en la mayor tasa de conclusión de la baja y alta secundaria.

De acuerdo con datos de la UNESCO, la tasa de matrícula neta en la educación secundaria entre las mujeres aumentó más de nueve puntos porcentuales en una década, llegando a 75,2% en 2012, incremento superior al de los adolescentes hombres. No obstante, estos logros se contraponen con la realidad que viven las niñas y adolescentes en otras áreas.

Según datos de la CEPAL, en promedio las adolescentes entre 12 y 18 años que no estudian ni trabajan remuneradamente dedican 18,4 horas semanales al trabajo doméstico no remunerado y, cuando se les consulta por qué no asisten a un centro educativo, 13% alude como principal razón los quehaceres domésticos y la maternidad.

Por otra parte, la tasa de fecundidad adolescente en América Latina y el Caribe es una de las más altas del mundo, llegando a 76 hijos nacidos vivos por cada 1000 mujeres entre los 15 y 19 años. Esto da cuenta del déficit regional de políticas de salud sexual y reproductiva para esta población.

Garantizar que toda adolescente pueda vivir plenamente esa etapa, acceder en igualdad de condiciones a la educación de calidad y ejercer sus derechos es el mejor seguro para cimentar sociedades bajo la lógica de la igualdad, la inclusión social y el desarrollo sostenible, enfatizó la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL.

Este y otros temas relevantes para el logro de la igualdad de género serán tratados en la XIII Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, que se realizará en Montevideo en 2016, porque “sin igualdad de género, el desarrollo sostenible no es desarrollo ni es sostenible”, remarcó Alicia Bárcena.