Pasar al contenido principal
Disponible enEspañol

Seminario “Cambio Climático, gobernanza y movilidad en América Latina y el Caribe: ¿Hacia dónde nos movemos?”

2 de mayo de 2016|Discurso

Intervención de Antonio Prado, Secretario Ejecutivo Adjunto de la CEPAL.

Intervención de Antonio Prado, Secretario Ejecutivo Adjunto de la CEPAL, en la inauguración del Seminario “Cambio Climático, gobernanza y movilidad en América Latina y el Caribe: ¿Hacia dónde nos movemos?”

2 de mayo de 2016

CEPAL

Carolina Tohá, Alcaldesa de la comuna de Santiago de Chile,

Cristián Bowen, Subsecretario de Transportes de Chile,

Rafael Dochao, Jefe de la delegación de la Unión Europea en Chile,

Representantes de los gobiernos, la academia y el sector privado de América Latina y el Caribe,

Representantes de Organismos Internacionales y Agencias de Cooperación,

Colegas del Sistema de las Naciones Unidas y de la CEPAL,

Señoras y señores invitados, expositores y asistentes,

Amigas y amigos,

Reciban la más cordial de las bienvenidas a esta casa de las Naciones Unidas en nuestra región, a este centro de pensamiento del Sur. Nos honra su presencia y la posibilidad de servir como anfitriones a un encuentro de la trascendencia de este Seminario Internacional “Cambio Climático, gobernanza y movilidad en América Latina y el Caribe: ¿Hacia dónde nos movemos?”.

Nuestra gratitud permanente a la Delegación de la Unión Europea y a la Cooperación Regional Francesa para América del Sur, por su complicidad comprometida en la materialización de esta iniciativa.

Y nuestro especial reconocimiento a la Alcaldesa de Santiago, Carolina Tohá, por su liderazgo.

En 2014, el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, estableció el Grupo Asesor de Alto Nivel sobre Transporte Sostenible que se encargará de fomentar sistemas de transporte sostenibles para promover el crecimiento y el desarrollo, proteger el medio ambiente y reducir los efectos del cambio climático.

Este grupo asesor fue creado como respuesta al clamor de partes interesadas provenientes de diversas esferas de adoptar un enfoque estratégico en cuestiones relativas al transporte y a la infraestructura.

Entre los miembros del grupo se encuentran expertos del sector privado, las finanzas, y la planificación urbana, con los cuales el Secretario General se encuentra colaborando para contribuir a la lucha contra la pobreza y el cambio climático y a los objetivos de un desarrollo sostenible a través del fomento del transporte sostenible a nivel global.

Los 12 miembros del Grupo Asesor han sido nominados para un mandato de tres años durante el cual realizarán recomendaciones de medidas a nivel sectorial, local, nacional y mundial.

Carolina Tohá, es miembro y co-presidenta de este Grupo.

Esta reunión regional es su propuesta. Y a ella hemos intentado contribuir con entusiasmo.

Es un encuentro oportuno y urgente.

Si bien el dinamismo económico que experimentó la región en la última década contribuyó a reducir la pobreza y a mejorar las condiciones de vida de la población, también ha profundizado los patrones de consumo, en particular de energía y bienes duraderos, generado consecuencias negativas tales como contaminación atmosférica, congestión vehicular, con sus consiguientes pérdidas de productividad, y el aumento de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) debido principalmente al aumento en el consumo de combustibles fósiles.

La Agenda 2030, aprobada en septiembre pasado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, converge con el esfuerzo que realiza la CEPAL para apoyar el análisis y el diseño de políticas públicas para la igualdad y el cambio estructural.

El consenso logrado en la Agenda 2030 es un resultado significativo para las perspectivas de desarrollo de los países de América Latina y el Caribe. Alcanzar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) requerirá un cambio en el estilo de desarrollo y en las políticas económicas, industriales, sociales y ambientales en sintonía con un cambio estructural progresivo.

Desde la CEPAL hemos identificado cuatro pilares clave, entre ellos la integración de los ODS en los planes de desarrollo nacionales y la arquitectura fiscal, el diseño y seguimiento de los medios de implementación ante el difícil contexto económico, la lucha contra la evasión fiscal (que representa el 6,3% del PIB anual de la región) y el impulso de la ciencia, la tecnología y la innovación.

Además, también son relevantes el fortalecimiento de la arquitectura regional para el seguimiento de la Agenda 2030 a través de los foros regionales de desarrollo sostenible y el refuerzo de las capacidades estadísticas en el contexto de la revolución de los datos, lo cual facilitará el seguimiento de los indicadores asociados a los ODS con datos tradicionales y no tradicionales cada vez más desagregados y georreferenciados.

En materia de sustentabilidad esos esfuerzos son imprescindibles. La solidaridad con las generaciones venideras nos impone desafíos que no admiten más demora.

En su Quinto Informe de Evaluación, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), presentó claras evidencias acerca del impacto antropogénico y el rol que cumplen los modelos de desarrollo insostenibles en el cambio climático.

Se estima que hoy, a nivel global, las emisiones se encuentran más de un 60% por encima de los niveles de 1990. Todo parece indicar que el límite de la capacidad de acumulación de gases de efecto invernadero en el planeta está siendo sobrepasado, y que los actuales compromisos y acuerdos de mitigación a nivel global continúan siendo insuficientes para lograr la estabilización de las condiciones climáticas.

El reto consiste en disminuir la huella de carbono per cápita desde las casi 7 toneladas per cápita de CO2 que se emiten hoy en el mundo a menos de 2 toneladas per cápita en 2050. Para esto, se requiere un cambio profundo de los actuales patrones de producción y consumo.

Si no se realizan cambios fundamentales en las políticas, se prevé que el uso de la energía y las emisiones de gases de efecto invernadero aumentarán en cerca de un 50% de aquí a 2030 con respecto a los datos registrados a finales de 2009. La mayor parte de este aumento se deberá al incremento previsto del número de vehículos motorizados.

El transporte es responsable de casi el 25% de las emisiones de CO2 a nivel global, siendo el segundo sector que emite más Gases de Efecto Invernadero después de la generación eléctrica. Mientras que en otros sectores las emisiones han bajado como consecuencia de las iniciativas de reducción de Gases de Efecto Invernadero, las emisiones del sector de transporte han seguido aumentando, a pesar de todos los esfuerzos realizados, debido al constante aumento en la cantidad de pasajeros y carga transportada.

A nivel global, la mayor parte del consumo de combustible, principal fuente de emisión de Gases de Efecto Invernadero en transporte, se realiza en el ámbito terrestre – es decir, en vehículos livianos y camiones – el que representa cerca de un 75% de este consumo.

De acuerdo a datos de la Comisión Europea, de no aplicarse medidas eficientes y efectivas para reducir las emisiones derivadas del transporte, y de mantenerse las tendencias actuales a 2050, en ese entonces las emisiones de CO2 causadas por dicho sector se situarán un 30% por sobre su nivel de 1990 y los costos de la congestión habrán aumentado en cerca de un 50 %.

Es necesario por lo tanto, llevar a cabo iniciativas que permitan desarrollar modelos de transporte sostenible en los países de América Latina y el Caribe, que permitan reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero y a la vez aumentar la eficiencia energética.

El próximo octubre sesionará, en la mitad de nuestra región, Quito, Ecuador, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible, Hábitat III. Allí,  como lo fue el pasado abril en el encuentro de Toluca, México, irrumpieron con fuerza los temas de Ciudades Resilientes al Cambio Climático y de movilidad sostenible.

Los representantes de nuestra región suscribieron el “Acuerdo de Toluca”, que entre sus propósitos se comprometió a “Acelerar la transición de las ciudades hacia modelos de movilidad sostenible inclusivos y equitativos, que respondan a las distintas necesidades de accesibilidad de las personas, reconociendo los requerimientos de movilidad de mujeres y hombres, y que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero en las urbes”.

Pero además en Toluca nuestra región se comprometió a “Integrar los procesos de planeación urbana y de la movilidad, con el fin de reducir drásticamente el número, la distancia, duración y costo de los traslados de la población” y a “Adoptar estrategias de financiación del sistema de transporte público que garanticen su viabilidad y promuevan su sustentabilidad económica, permitiendo el acceso de toda la población al servicio por medio de tarifas asequibles”.

Amigas y amigos, hace seis años CEPAL inauguró en Brasilia, en nuestro periodo de sesiones del 2010, una senda de reflexión que ha puesto a la igualdad en el centro de su propuesta y que apuesta a la búsqueda progresista por ampliar derechos, superar la cultura de privilegios que ha tejido nuestra historia, transformar la estructura injusta de un sistema que concentra la riqueza en un puñado de manos, que privatiza las utilidades y socializa los costos.

Atravesamos hoy un momento complejo. América Latina resiente la caída de los precios de sus principales productos de exportación y estimamos que las exportaciones regionales se desplomarán nuevamente en 2016 en torno al 10%, con una caída aún mayor de las exportaciones intrarregionales, cercana al 14%. De esta forma, la región acumula poco más de media década de crisis en su comercio internacional.

La falta de demanda agregada coexiste con un exceso de liquidez. El sistema financiero sigue una trayectoria autoalimentada de multiplicación de sus activos, a lo que han contribuido los desequilibrios en la cuenta corriente y la consiguiente emisión de títulos de deuda.

Se acentúa además el despegue del mundo de las finanzas del mundo de la producción: aumenta fuertemente el monto de los activos financieros, en particular de los derivados financieros, en relación al PIB mundial. El potencial disruptivo de una riqueza financiera que se incrementa a gran velocidad y excede con creces los volúmenes de producción y comercio, es sumamente alto.

Los factores que explican esos desequilibrios no son solo comerciales y financieros; las asimetrías productivas y tecnológicas entre países están en la base de las diferencias de competitividad y los desequilibrios comerciales. Así, los países de América Latina y el Caribe son especialmente afectados por los ciclos de crecimiento y liquidez internacional debido a su especialización en pocos bienes de baja intensidad tecnológica y sus débiles capacidades para diversificar sus exportaciones, para innovar e ingresar en nuevos mercados.

Vemos como la irrupción de China, los megaacuerdos comerciales, el cambio demográfico, la crisis ambiental y la revolución tecnológica están transformando la economía y la sociedad mundiales, redefiniendo la posición de los países y alterando el balance de poder entre los bloques, así como entre las economías desarrolladas y el mundo emergente.

Salir del momento duro que vivimos, lograr alinear nuestra trayectoria de desarrollo con aspiraciones como las contenidas en la agenda 2030 de desarrollo sostenible y los ODS, centrada en la igualdad, implica la implementación integrada de políticas económicas, industriales, sociales y ambientales alineadas con el cambio estructural progresivo.

Y claro, como se hizo explícito en la COP 21 y en el Acuerdo de París, la humanidad se encuentra ante un punto de no retorno: el impacto ambiental del estilo de desarrollo dominante pone en peligro su supervivencia y la de otras especies.

Es una realidad que nos exige el movimiento hacia senderos de crecimiento bajos en carbono, a partir de un paquete de inversiones en tecnologías limpias que mitiguen el cambio climático y promuevan  un gran impulso ambiental. Las instituciones y las políticas públicas se deberán articular en torno a un gran impulso ambiental transformador de la estructura productiva que complemente la incorporación de progreso técnico, la sustentabilidad y la igualdad. Esto demanda el desarrollo de capacidades tecnológicas e innovaciones con foco en la sostenibilidad con horizonte de igualdad.

Amigas y amigos, esta reunión busca a convocar a los tomadores de decisiones y a las empresas, tanto públicas como privadas,  y otros tanto actores relacionados al transporte para discutir sobre los actuales modelos de movilidad en las ciudades de América Latina y el Caribe y realizar propuestas de políticas y medidas para promover el acceso equitativo al transporte público de calidad.

Esta iniciativa está enfocada en el impacto que el transporte tiene en la vida diaria y en el bienestar de la población, y en su relación con las diferentes dimensiones sociales. Bajo este enfoque, la CEPAL ha venido trabajando en el marco del análisis de los patrones de consumo y su sostenibilidad para lograr soluciones de transporte sostenibles y equitativas.

El propósito es  cambiar los actuales e insostenibles patrones de producción y de consumo, fortalecer el crecimiento económico con igualdad,  proteger el medio ambiente y hacer que la infraestructura y los sistemas de transporte sean más resilientes a los efectos del cambio climático.

Estamos seguros que estas jornadas que inauguramos serán fecundas, que el intercambio que vamos a mantener resultará en insumos constructivos, pasos auspiciosos en el esfuerzo colectivo por sentar las bases para sociedades más justas, ciudades más acogedoras, comunidades más igualitarias.

Muchas Gracias.