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Cambios demográficos en América Latina: una ventana de oportunidad

1 de julio de 2011|Columna de opinión

Columna de opinión de Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, publicada en revista América Economía (01/07/2011)

América Latina está envejeciendo paulatina, pero inexorablemente. Es una realidad que ya podemos percibir cotidianamente en los distintos países de la región, y es lo que muestran las estimaciones y proyecciones para los próximos decenios del CELADE-División de Población de la CEPAL.

Este escenario no solo implica importantes desafíos a largo plazo para las políticas públicas. También abre oportunidades para que los países avancen en el desarrollo con igualdad.

En las últimas décadas, los países de América Latina han registrado profundas transformaciones demográficas, entre las que se destacan la disminución de la tasa de crecimiento de la población y el progresivo envejecimiento de los habitantes. Esta evolución responde a la acelerada baja de la fecundidad y al descenso sostenido de la mortalidad.

A mediados del siglo pasado, la tasa de crecimiento anual de la población regional era de 2,8%, mientras que en la actualidad es de solo 1,2%.

De acuerdo con las proyecciones de la CEPAL, los latinoamericanos seremos 656 millones en 2025 y 707 millones en 2040.

Actualmente la región todavía disfruta del llamado bono demográfico, que significa una reducción de la tasa de dependencia entre las personas potencialmente inactivas (de 0 a 14 años y de 65 años y más) y las personas potencialmente productivas (de 15 a 64 años).

La CEPAL ha planteado que durante la etapa donde se registra una menor presión de la población infantil, y un limitado aumento de las personas mayores, los países tienen la oportunidad de hacer inversiones productivas y multiplicar la inversión social para erradicar la pobreza, mejorar la educación y reformar la salud, así como prepararse para el envejecimiento de los habitantes.

Pero nuestro organismo también ha enfatizado que los dividendos del bono demográfico, acotado temporalmente, no están garantizados, ya que dependen de la capacidad de las economías de la región para generar empleo productivo.

El mercado laboral deberá absorber a una población activa creciente, así como a una población de edad avanzada que buscará seguir trabajando remuneradamente durante más tiempo, ya que la cobertura de la seguridad social y el valor de las pensiones son limitados y el ingreso familiar aún es bajo.

Para 2025 la CEPAL proyecta que las personas mayores de 60 años serán poco más de 98 millones, mientras en 2040 alcanzarán casi los 150 millones. En 2050 uno de cada cuatro latinoamericanos será mayor de 60 años.

 

Las personas mayores de 75 años, que en 1950 representaban 1% de la población regional y 2% en 2000, constituirán 9% en 2050. Aunque hay diferencias por países.

Bolivia, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua y Paraguay son países que muestran un envejecimiento incipiente. Sin embargo, este proceso en ciernes podría acentuarse si se consolida e incrementa la baja en la fecundidad.

 

En Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, México, Panamá, Perú, República Dominicana y Venezuela se vive un envejecimiento moderado, mientras que países como Argentina y Chile están un paso más allá. Cuba y Uruguay presentan ya un envejecimiento avanzado.

Este contexto plantea significativos retos para el conjunto de la sociedad, tanto para los gobiernos, las familias como para las propias personas mayores.

Para garantizar la seguridad económica de las personas de edad avanzada es necesario aumentar la cobertura de la seguridad social de la fuerza de trabajo actual, frenando la tendencia a su estancamiento o franco descenso de los últimos años en varios países.

También se requiere ampliar la protección de las personas que hoy son mayores, incluso mediante pensiones no contributivas o asistenciales, como han implementado en el último tiempo países como Argentina, Chile, El Salvador y Panamá, entre otros.

Tampoco hay que olvidar que en nuestra región siguen habiendo enormes rezagos históricos desde el punto de vista demográfico que es necesario enfrentar hoy, especialmente brechas en los niveles de morbilidad y mortalidad, que dejan al descubierto las enormes desigualdades económicas, sociales, étnicas, territoriales, de género, entre otras, que aún persisten.

La falta de un acceso igualitario a la atención de la salud es una constante en los países.

La CEPAL seguirá empeñada en producir información útil, así como propuestas integrales, para que los países puedan tomar las mejores decisiones de política pública de cara a los cambios demográficos en curso. Contribuir al desarrollo con igualdad de la región es nuestra meta más ambiciosa.

Alicia Bárcena
Secretaria Ejecutiva
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

Ver columna publicada: Revista América Economía, Chile-Regional (01/07/2011). Ver versión Internet*

* Los enlaces pueden haber cambiado desde su fecha de publicación y no son responsabilidad de la CEPAL